La Bella vita no es solo un tópico italiano. Es una mezcla ingeniosa de las tradiciones sociales belgas y el espíritu innovador aplicados a un proyecto de viviendas en Waterloo (Bélgica), según lo define AEBIOM.
Este proyecto empezó como una escuela agrícola para niño con trastornos del aprendizaje allá por 1920 y rápidamente se expandió como un proyecto comunitario con la adición de residencias y un jardín comunal.
En el año 2007 fue cuando el distrito de Bella Vita en su afán de seguir desarrollándose y reinventándose, decidió integrar un componente ambiental a sus objetivos. Hoy en día, el distrito se compone de 87 casas, 187 apartamentos, un jardín de infancia, casa de retiro, clínica y otros servicios, todos alimentados con energías renovables.
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Los edificios, renovados y diseñador para ser energéticamente eficientes, se calientan con dos calderas de 750 kW alimentadas con astillas de madera, para una superficie total de 50.000 m2.
El agua caliente de las calderas se intercambia con 125 subestaciones a través de un sistema avanzado de 6 km de tuberías aisladas que ayudan a reducir la pérdida de energía a 14 W por metro.
La planta es propiedad de Green Invest y Veolia, que también es el operador de las instalaciones.
La inversión inicial de la planta de calefacción fue 1,5 millones de Euros para la red y 800.000 Euros para la sala de calderas con un tiempo de retorno estimado de 12 años. El proyecto también genera empleo a tiempo completo, incluyendo el funcionamiento y mantenimiento de la planta.
Las calderas proporcionan un suministro constante y seguro de calefacción y agua sanitaria durante todo el año, manteniendo el precio de la energía al consumidor final con un valor competitivo frente a los precios de gas natural. La calidad de los chips y la avanzada tecnología de las calderas garantizan que la eficiencia sea muy alta, equivalente al 88%, adeás de un bajo nivel de emisiones.
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El distrito de Bella Vita es un excelente ejemplo de cómo la biomasa se puede integrar en residencias modernas y confortables, proporcionando así una calefacción renovable y sobre todo la reducción de las emisiones de CO2.
Pero este periodo de 10 años de camino junto a la biomasa, no ha sido tampoco fácil. Se han tenido que superar numerosos obstáculos para conseguir el éxito de la instalación.
En primer lugar, los inversores nunca obtuvieron las subvenciones previstas por la región para la implementación del sistema de calefacción urbana, causando tanto un retraso en el lanzamiento de la planta como la incertidumbre financiera que ello supone.
El suministro de astilla de calidad también fue un problema. La fluctuanción de la humedad redujo la eficiencia de las calderas. Al final, encontraron la colaboración de la empresa local Copo, situada a 50 km de la planta para el abastecimiento continuo de astilla de calidad.
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Para imitar proyectos como el de Bella Vita en España y en toda Europa, se deberían abordar tanto las cuestiones de política como las de calidad. Los inversores buscan marcos estables a largo plazo para sus proyectos que puedan garantizar el cambio a las energías renovables. En cuanto a la calidad, son necesarias las iniciativas a nivel local, nacional o internacional para garantizar a los consumidores productos de alta calidad para sus instalaciones, como podría ser el caso de los sellos de calidad existentes para los pellets.
Si quieres saber más sobre este proyecto, consulta en la página web de AEBIOM la noticia original